En este artículo planteamos las líneas generales del inicio del anarquismo en España hasta el final del siglo XIX.
El anarquismo se extendió en España a partir de la Primera Internacional. En esta difusión de las ideas anarquistas tendría un evidente protagonismo Giuseppe Fanelli, amigo de Bakunin. En el primer Congreso Obrero, celebrado en Barcelona en 1870, se creó la Federación Regional Española de la AIT, siendo mayoría los partidarios de las ideas de Bakunin. En el Congreso de Córdoba de 1872 se rechazaron las resoluciones aprobadas en el Congreso de La Haya, y se decidió adherirse a la Internacional disidente anarquista que se constituyó en Saint-Imier.
Mientras tanto, el fracaso del cantonalismo y la intervención de Pavía marcando el final de la Primera República marcaron el fracaso del internacionalismo en España. Surgieron grupos clandestinos y defensores de la Revolución. Esta situación cambió cuando en 1881 el gobierno liberal inició una política de mayor tolerancia hacia el asociacionismo obrero. Un sector de los anarquistas catalanes, partidarios de las acciones sindicales abiertas y no clandestinas, consiguieron crear la Federación de Trabajadores de la Región Española. En el Congreso de 1882, y que se celebró en Sevilla, se comprobó el auge de dicha Federación porque ya contaba con 50.000 afiliados, especialmente del mundo industrial catalán, y de Andalucía, las dos zonas donde siempre el anarquismo español tuvo sus mayores fuerzas.
En Andalucía los grandes propietarios comenzaron a temer la fuerza creciente del movimiento obrero anarquista, y como respuesta desarrollaron una lucha sistemática. El resultado de esta represión fue la detención de centenares de trabajadores, consiguiendo desarticular muchas organizaciones o federaciones. El episodio más famoso fue el de la Mano Negra en Jerez. La Guardia Civil descubrió a una sociedad secreta con dicho nombre y a la que se quiso identificar con la Federación de Trabajadores de la Región Española. Se usó el pretexto de dos asesinatos perpetrados pero que no tenían un móvil social para iniciar un proceso judicial contra la Mano Negra que concluyó con la ejecución de siete campesinos, varias condenas perpetuas y algunos destierros. Esta represión fue muy eficaz, ya que la Federación terminó por disolverse en 1888.
Eso no fue obstáculo para que fuera del control de la Federación hubiera pequeños grupos anarquistas autónomos, aunque de vida efímera. Su filosofía se basaría en la acción directa, o como se conocía, de la “propaganda por el hecho”, es decir, con atentados, empleando el terror. En la década de 1890 comenzó una cadena de atentados, especialmente en Barcelona. El hecho más famoso fue el de la bomba del Teatro del Liceo, que provocó una verdadera matanza. Esta acción motivó la aprobación de la Ley de Represión del Terrorismo. Dicha represión se puso en marcha, llegando al Proceso de Montjuïc con cinco penas de muerte, veinte condenas de prisión y algunas deportaciones. El proceso tuvo una enorme repercusión en toda España y en el extranjero, con diversos actos de denuncia y protesta. Una de sus consecuencias fue el asesinato de Cánovas del Castillo en 1897 por parte del obrero anarquista Angiolillo.
Eduardo Montagut
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